Pideme lo que quieras, ahora y siempre
—Flyn esta en el salon jugando con uno de sus infernales juegos —nos explica Sonia. Y, mirando a su hijo, anade—: Me tiene la cabeza loca. No sabe jugar sin esa dichosa musiquita. —Eric sonrie, y ella prosigue—: Por cierto, tu hermana Marta acaba de llamar por telefono. Ha dicho que la esperemos para comer. Quiere saludar a Jud.
—Estupendo —asiente Eric mientras yo estoy a punto de volverme loca por la estridente musica que sale del salon.
Durante unos minutos, Eric y su madre hablan sobre la mujer que cuidaba de Flyn. Ambos estan decepcionados con ella, y los oigo decir que piensan contratar a alguien para que los ayude con el crio. Mientras hablan, me sorprende ver que lo hacen sin que el ruido infernal de fondo les sea un problema. Es mas, da la sensacion de que estan acostumbrados a ello. Una vez que terminan, una joven se acerca a nosotros y le dice algo a Sonia. Esta, disculpandose, se marcha con ella. De repente, Eric me de la mano.
—?Preparada para conocer a Flyn?
Digo que si con un gesto. Los ninos siempre me han gustado.
Juntos caminamos hacia el salon. Eric abre la enorme puerta corredera blanca y los decibelios de la musica suben irremediablemente. ?Esta sordo Flyn? Observo la estancia. Es grande y espaciosa. Llena de luz, fotografias y flores. Pero el ruido es insoportable.
Miro al frente y veo una enorme television de plasma y a unos guerreros luchando sin piedad. Reconozco el juego, Mortal Kombat: Armageddon. Es el juego que tanto le gusta a mi amigo Nacho y al que nos hemos tirado horas y horas jugando. Menudo vicio pillas con el.
En la pantalla los luchadores saltan y pelean, y observo que en el bonito sofa color frambuesa que hay frente a la tele se mueve una gorra roja. ?Sera Flyn?
Eric arruga el entrecejo. La musica no puede estar mas alta. Me suelta de la mano, camina hacia el sofa y, sin decir nada, se agacha, coge un mando y baja el volumen.
—?Tio Eric! —grita una vocecita.
Y de pronto un muchacho menudo da un salto y se abraza a mi Iceman particular. Eric sonrie y, mientras lo abraza a su vez, cierra los ojos.
?Oh, Dios, que momento tan bonito!
Se me erizan los pelos de todo el cuerpo al percibir el amor que mi aleman siente por su sobrino. Durante unos segundos, los observo a los dos mientras comparten confidencias y oigo al nino reir.
Antes de presentarmelo, Eric le presta toda su atencion mientras que el chiquillo, emocionado por su presencia, le cuenta algo del juego. Tras unos minutos en los que el pequeno aun no se ha dado cuenta de que yo estoy alli, Eric lo deja sobre el sofa y dice:
—Flyn, quiero presentarte a la senorita Judith.
Desde mi posicion percibo como la espalda del nino se tensa. Ese gesto de incomodidad es tan de mi Iceman que no me extrana que lo haga tambien. Pero, sin demora, camino hacia el sillon y, aunque el pequeno no me mira, lo saludo en aleman.
—?Hola, Flyn!
De pronto, vuelve su carita, clava sus oscuros y rasgados ojos en mi, y responde mientras Eric le quita la gorra para dejar al descubierto su cabecita morena:
—?Hola, senorita Judith!
?Halaaaaaaa, que fuerte!
?Chino?
?Flyn es chino?
Sorprendida por los rasgos orientales del pequeno cuando yo esperaba el tipico nino de ojos azules y blanquecino, intento reponerme del choque inicial y, con la mejor de mis sonrisas, afirmo ante el gesto divertido de Eric:
—Flyn, puedes llamarme solo Jud o Judith, ?de acuerdo?
Sus ojos oscuros me escanean en profundidad y asiente. Su mirada desconfiada es tan penetrante como la de su tio, y eso me pone la carne de gallina ?Vaya dos! Pero antes de que pueda decir nada mas, entra en el salon la madre de Eric, Sonia.
—?Oh, Dios!, que maravilla poder hablar sin dar gritos. ?Me voy a quedar sorda! Flyn, carino mio, ?no puedes jugar con el volumen mas bajo?
—No, Sonia —responde el pequeno aun con la vista clavada en mi.
?Sonia?
Que impersonal. ?Por que no la llamara abuela o yaya?
Durante unos instantes, observo que la mujer habla con el nino, hasta que le suena el movil. El pequeno se sienta de nuevo en el sillon cuando Sonia contesta.
—?Jugamos una partida, tio? —pregunta.
Eric mira a su madre, pero esta sale de la habitacion a toda prisa. Finalmente, toma asiento junto a su sobrino. Antes de que comiencen a jugar, me entremeto.
—?Puedo jugar yo?
—Las chicas no sabeis jugar a esto —contesta el pequeno Flyn sin mirarme.
Mi cara es un poema y al desviar la vista hacia Eric intuyo que disimula una sonrisa.
?Que ha dicho ese enano?
Si algo he odiado durante toda mi vida es que los sexos condicionen para poder hacer las cosas. Sorprendida por ello, me quedo observando al mocoso, que sigue sin mirarme.
—?Y por que crees que las chicas no sabemos jugar a esto?
—Porque este es un juego de hombres, no de mujeres —replica el infame mientras vuelve a clavar sus achinados y oscuros ojos en mi.
—En eso te equivocas, Flyn —respondo con tranquilidad.
—No, no me equivoco —insiste el pequeno—. Las chicas sois unas torpes para los juegos de guerra. A vosotras os gustan mas los juegos de principes y moda.
—?En serio crees eso?
—Si.
—Y si yo te demostrara que las chicas tambien jugamos a Mortal Kombat.
El pequeno cabecea. Piensa su respuesta y finalmente asevera:
—Yo no juego con chicas.
Con los ojos como platos, miro a Eric en busca de ayuda y le pregunto en espanol:
—Pero ?que clase de educacion machista le estas dando a este enano grunon? —Y antes de que responda, anado con una falsa sonrisa en mis labios—: Oye, mira, porque es tu sobrino, pero esto me lo dice otro y le suelto cuatro frescas, por muy nino que sea.
Eric sonrie como un tonto y responde mientras le revuelve el flequillo:
—No te asustes, pequena. Lo hace para impresionarte. Y por cierto, Flyn sabe hablar perfectamente en espanol.
Me quedo boquiabierta y antes de que pueda decir algo el pequeno se me adelanta:
—No soy un enano grunon y si no juego contigo es porque quiero jugar solo con mi tio.
—Flyn... —le reprende Eric.
Convencida de que el comienzo con el nino no ha sido todo lo bueno que me hubiera gustado, sonrio y murmuro:
—Retiro lo de «enano grunon». Y tranquilo, no jugare si tu no quieres.
Sin mas, deja de mirarme y pulsa el play. La musica atroz suena de nuevo; Eric me guina un ojo y se pone a jugar con el.
Durante veinte minutos observo como juegan. Ambos son muy buenos, pero me percato de que yo se movimientos que ellos desconocen y que no estoy dispuesta a desvelar.
Cansada de mirar la pantalla y de que esos dos machitos en potencia pasen de mi, me levanto y comienzo a andar por el enorme salon. Voy hasta una gran chimenea y me fijo en las fotos que hay expuestas.
En ellas se ve a Eric junto a dos chicas. Una es Marta y supongo que la otra era Hannah, la madre de Flyn. Se les ve sonreir y me doy cuenta de lo mucho que se parecian Eric y Hannah: pelo claro, ojos celestes e identica sonrisa. Inconscientemente sonrio.
Hay mas fotos. Sonia con sus hijos. Flyn de bebe en brazos de su madre vestido de calabaza. Marta y Eric abrazados. Me sorprende ver una foto de Eric, mucho mas joven y con el pelo largo. ?Guau, que sexy mi Iceman!
—?Hola, Judith!
Al oir mi nombre me vuelvo y me encuentro con la encantadora sonrisa de Marta. Con el ruido existente no la he oido llegar. Nos abrazamos y dice, tomandome de la mano:
—Ya veo que esos dos guerreros te han abandonado por el juego.
Ambas los miramos y respondo con mofa:
—Segun alguien, las chicas no sabemos jugar.
Marta sonrie, suspira y se acerca a mi.
—Mi sobrino es un pequeno monstruo en potencia. Seguro que el te ha dicho eso, ?verdad? —Asiento, y ella vuelve a suspirar. Finalmente, anade—: Vayamos a la cocina a tomar algo.