Pideme lo que quieras, ahora y siempre
Juntos atravesamos el enorme jardin lo mas rapidamente que podemos. Los dientes me castanetean, y el hombre se ofrece a darme su abrigo. Me niego. Eso no lo voy a consentir. Cuando llegamos a la casa, nos dirigimos hacia la puerta de la cocina. Norbert saca una llave, abre y me invita a pasar.
—Le preparare algo calentito. ?Lo necesita!
—No..., no, por favor —digo, cogiendole las frias manos—. Regrese a su casa. Es tarde y debe descansar.
—Pero, senorita, yo...
—Norbert, tranquilo. Yo lo hare. Ahora, por favor, regrese a su casa.
El hombre acepta a reganadientes y me indica que el senor a esa hora suele estar en su despacho y Flyn dormido. Le agradezco la informacion y por fin se va.
Me quedo sola en la enorme y oscura cocina, y respiro con agitacion. La casa esta silenciosa, y eso me pone la carne de gallina, pero ?he regresado! Tiemblo. Tengo frio, aunque pensar en Eric y su cercania me hace empezar a tener calor. Estoy nerviosa, ansiosa por ver su cara cuando me vea.
Incapaz de aguardar un segundo mas, me encamino hacia el despacho, y al acercarme, oigo musica. Como una nina, acerco mi oreja a la puerta y sonrio al escuchar la maravillosa voz de Norah Jones interpretar la romantica cancion Don’t know why.
Desconocia que a Eric le gustara esa cantante, pero me embruja saberlo.
Abro la puerta en silencio y sonrio al ver a mi chico duro sentado junto a la enorme chimenea con un vaso en la mano mientras mira el fuego. La musica, el calor y la emocion de verlo me envuelven, y camino hacia el. De pronto, el vuelve la cabeza y me ve.
Se levanta. Mi respiracion se agita mientras su rostro lo dice todo. ?Esta sorprendido!
Deja el vaso sobre una mesita. Su gesto de asombro me hace sonreir y suelto la mochila que aun llevo en mis congeladas manos.
—Papa te manda un saludo y espera que pasemos una feliz Nochevieja. —Eric parpadea; yo tirito y prosigo—: Y como me dijiste que podia regresar cuando quisiera, ?aqui estoy! Y...
Pero no puedo decir mas. Mi gigante aleman camina hacia mi, me abraza con verdadero amor y susurra antes de besarme:
—No sabes lo mucho que he deseado que ocurriera esto.
Me besa, y cuando separa sus labios de los mios, sonrie, sonrie, sonrie..., hasta que de repente su expresion se contrae.
—?Por el amor de Dios, Jud! ?Estas congelada, carino! Acercate al fuego.
Cogida de su mano, hago lo que me pide mientras esos ojos me observan con una calidez extrema.
—?Por que no me has llamado? —pregunta, aun conmocionado por la sorpresa—. Hubiera ido a recogerte.
—Queria sorprenderte.
Con semblante preocupado, me retira el pelo humedo de la cara.
—Pero estas congelada, carino.
—No importa..., no importa...
Me besa de nuevo. Esta nervioso. La sorpresa ha sido increible y esta totalmente descolocado.
—?Has cenado?
Niego con la cabeza, y me ayuda a deshacerme de mi frio y congelado abrigo.
—Quitate esa ropa. Estas empapada y enfermaras.
—Espera. Tranquilo —le digo riendo, dichosa—. En mi mochila tengo ropa que...
—Lo de tu mochila estara todo mojado y frio —insiste, y rapidamente se quita la sudadera gris de Nike que lleva.
?Diosss..., que tableta de chocolate!
Es impresionante. Cada dia me recuerda mas al guapisimo Paul Walker.
—Toma, ponte esto mientras voy a por ropa seca a la habitacion.
Sale escopetado del despacho; mientras, yo no puedo parar de reir como una autentica tonta y un calor maravilloso recorre mi cuerpo. El efecto Eric Zimmerman ha regresado a mi.
Estoy tonta.
Idiota.
Enamoradita perdida.
Y antes de que pueda moverme, ya ha regresado con ropa en sus manos y una sudadera azul puesta.
Al ver que todavia no me he quitado la ropa humeda, me desnuda mientras suena la sensual cancion Turn me on de Norah Jones ?Dios, me encanta esa cancion!
Eric no me quita ojo. Mimosa, le tiento con mi mirada y mi cuerpo. Le deseo. Desnuda ante el, mete por mi cabeza su enorme sudadera gris.
—Baila conmigo —le pido cuando ya tengo la prenda puesta.
Sin tacones y sin bragas, me agarro al hombre que adoro y le hago bailar conmigo. Acaramelados y sintiendome totalmente protegida por el, bailamos esa bonita y romantica cancion de amor sobre la mullida alfombra frente a la chimenea.
Like a flower waiting to bloom
Like a lightbulb in a dark room
I’m just sitting here waiting for you
To come on home and turn me on
Disfruto de el entre sus brazos. Se que disfruta de mi entre mis brazos. Mientras, nuestros pies se mueven lentamente sobre la alfombra y nuestras respiraciones se funden hasta convertirse en una sola. Bailamos en silencio. No podemos hablar. Solo necesitamos abrazarnos y seguir bailando.
Una vez que termina la cancion, nos miramos a los ojos, y Eric, agachandose, me da un dulce beso en los labios.
—Acaba de vestirte, Jud —dice con la voz cargada de sensualidad.
Divertida por las mil emociones que el me hace ver y sentir, sonrio, y mas aun cuando veo que me ha traido unos calzoncillos.
—?Vaya..., me encantan! Y encima, de Armani. ?Sexy!
Eric sonrie, y tras darme una cachetada carinosa en el trasero, me entrega unos mullidos calcetines blancos.
—Vistete y no me provoques mas, ?provocadora! Vamos, sientate ante la chimenea. Ire a la cocina y traere algo de comida para ti.
—No hace falta, Eric..., de verdad.
—?Oh, si!, carino —insiste—. Si hace falta. Sientate y espera a que regrese.
Encantada por su felicidad y la mia, hago lo que me pide. Me da un beso y se marcha. Cuando me quedo sola en el despacho, miro a mi alrededor mientras la musica de la fantastica Norah Jones me envuelve. Cojo mi humeda mochila, saco un peine, me siento en la alfombra y comienzo a desenredar mi empapado pelo. Estoy peleandome con el cuando Eric entra con una bandeja. Al verme, la deja sobre la mesa de su despacho y se acerca a mi.
—Dame el peine. Yo te lo desenredare.
Como una nina chica, asiento y dejo que me peine. Sentir sus manos desenredandome el pelo con mimo me enloquece. Me pone la carne de gallina. Es tan tierno en ocasiones que me resulta imposible creer que yo pueda discutir con el. Una vez que acaba, me da un beso en la coronilla.
—Solucionado lo de tu precioso pelo. Ahora toca comer.
Se levanta, coge la bandeja de la mesa y la deja sobre la alfombra. Acto seguido, se sienta a mi lado y me besa con carino en el cuello.
—Estas preciosa, pequena.
Su gesto, sus palabras, su mirada, todo en el denota la felicidad que siente por tenerme aqui. El olorcito rico del caldito llega hasta mi nariz y, contenta, cojo la taza. Eric no me quita ojo mientras tomo un sorbo y dejo la taza en la bandeja.
—Te he sorprendido, ?verdad?
—Mucho —confiesa, y me retira un mechon de la cara—. Nunca dejas de sorprenderme.
Eso me hace reir.
—Cuando iba a coger el avion, he recibido una llamada de mi padre. He hablado con el y me ha dicho que si lo que me hacia dichosa era estar contigo que me quedara y no desaprovechara la oportunidad de ser feliz. Para el es mas importante saber que estoy aqui, contigo, satisfecha, que tenerme a su lado y saber que te echo de menos.
Eric sonrie, coge el sandwich de jamon york que me ha hecho y lo pone en mi boca para que yo de un mordisco.
—Tu padre es una excelente persona, pequena. Tienes mucha suerte de que el sea asi.
—Papa es la persona mas buena que he conocido en mi vida —contesto despues de tragar el rico trozo—. Incluso me ha dicho que comenzar mi nueva vida contigo en Navidades es algo bonito que no debo desaprovechar. Y tiene razon. Este es nuestro comienzo y quiero disfrutarlo contigo.
Eric me ofrece de nuevo el sandwich y yo le doy otro mordisco. Cuando entiende el significado de lo que acabo de decir, anado, cerrandole la boca: