El Misterio De La Cripta Embrujada
El metro, mientras tanto, había llegado al final del trayecto. Caí en la cuenta de que no me encontraba lejos del colegio de las madres lazaristas de San Gervasio y pensé que sería una buena idea asomar la nariz por las inmediaciones, a pesar de las advertencias que en contrario me había hecho el comisario Flores. Al salir a la calle había empezado a lloviznar. En una papelera había una Vanguardia con la que me cubrí a modo de paraguas.
Aunque me precio de conocer bien Barcelona, me perdí un par de veces antes de dar con el colegio: cinco años de apartamiento habían entumecido mi sentido de la orientación. Llegué calado frente a la verja y comprobé que la descripción del comisario había sido rigurosa: tanto la verja en cuestión como los muros eran en apariencia inexpugnables, si bien la pendiente de la calle hacía que la altura del muro fuera ligeramente inferior en la parte trasera de la finca. Y aún sucedió algo peor: mis breves y sigilosos merodeos no pasaron desapercibidos a los mastines ya mentados por el comisario, que, en número de dos, asomaron sus terribles mandíbulas por entre los barrotes y emitieron gruñidos y quizás insultos y bravuconerías en este lenguaje animal que la ciencia se esfuerza en vano por descifrar. El edificio que ocupaba el centro del jardín era grande y, en la medida en que la lluvia torrencial y la oscuridad de la noche me permitían emitir certeros juicios arquitectónicos, feo. Las ventanas eran estrechas, salvo unas vidrieras alargadas que supuse correspondían a la capilla, aunque no pude determinar por la distancia si las ventanas eran tan angostas que no permitieran el paso de un cuerpo escuálido, como el de una impúber o el mío propio. Dos chimeneas habrían podido servir de acceso a una persona diminuta de no haber estado en el vértice de un tejado impracticable. Las casas colindantes eran otras tantas torres señoriales rodeadas a su vez de jardines y arboledas. Tomé nota mental de todo ello y consideré que había llegado el momento de retirarme a descansar.